Monday, April 25, 2011

Encuesta de Apoyo, a 6 semanas de la 2da vuelta.

La encuesta de Ipsos-Apoyo publicada por el diario El Comercio el día domingo 24 de abril muestra el punto de partida para la 2da vuelta electoral a realizarse el 5 de junio.  En ella se muestra a Ollanta Humala liderando con un 42% y a Keiko Fujimori con un 36%.  Los votos blancos/viciados suman 12%, y un 10% de los encuestados no precisa preferencia electoral.  Quedan 6 semanas para la 2da vuelta, lo cual es una eternidad en tiempo electoral peruano.  A pesar de esto, es importante e interesante analizar los resultados.  La encuesta puede ser encontrada aquí.
Lo primero que es importante mencionar es que la encuesta es un muy buen comienzo para Ollanta Humala: En la 2da vuelta del año 2006, los votos blancos y viciados sumaron aproximadamente 8.5%.   Si consideramos que esa cifra se repetirá (ver siguiente párrafo para este análisis), el candidato que logre el 45.75% de los votos emitidos logrará la presidencia.  Esto significa que, para ganar las elecciones, Humala tendría que proteger su porcentaje actual y subir 3.75%, mientras que Fujimori tendría que proteger su porcentaje y subir 9.75%. 
En el año 2006 observamos un 8.5% de votos blancos y viciados.  La pregunta es si en estas elecciones observaremos una cifra mayor, menor o igual.  Hay 2 situaciones a tener en cuenta: 1) es probable que la elección de este año termine siendo más polarizada que la del 2006, y 2) para un sector importante de la población, ambos candidatos son malos (probablemente un sector más grande que el que estaba descontento tanto con García como con Humala en el 2006).  Estas dos situaciones tienen efectos opuestos en el voto blanco/viciado.  Mientras que la polarización de la elección contribuye a la reducción de este voto, el descontento por ambos candidatos contribuye a su incremento.  Teniendo esto en cuenta, lo más probable es que terminemos viendo una cifra similar a la del 2006.  En el 2001, una elección menos polarizada, los blancos y viciados sumaron casi 14%.
En segundo lugar, es importante mencionar que la distancia entre los dos candidatos se ha reducido en 1.1% en comparación con la 1ra vuelta.  Hay que tener en cuenta que la encuesta de Ipsos-Apoyo incluye “blanco/viciado” y “no opina” como categorías, lo cual significa que la comparación de estas cifras tiene que hacerse con las cifras de votos emitidos de la 1ra vuelta (no la de votos válidos).  En los comicios del 10 de abril, Humala obtuvo 27.803% de votos emitidos, mientras que Fujimori obtuvo 20.656%.  La diferencia era de poco más de 7%, y esta encuesta muestra que la diferencia es de 6%.  Humala ha crecido casi 14.2%, mientras que Fujimori ha crecido 15.3%.  Nuevamente, esta situación debe ser un poco preocupante para Fujimori porque después del reacomodo inicial luego de la 1ra vuelta sólo ha podido acortar la distancia en 1.1%.
Por último, es importante resaltar que Humala (37%) tiene un voto duro (sólo podría perder un 5%) mayor al de Fujimori (30%, podría perder un 6%), y que si sumamos las actitudes negativas frente a las candidaturas veremos que las de Humala suman 45% mientras que las de Fujimori suman 49%. 
Podemos seguir interpretando y jugando con las cifras, pero la verdad es que es muy temprano para que un análisis más profundo tenga sentido.  Por lo pronto, es un buen comienzo para Humala, nada más.

RoD

La campaña de miedo y las elecciones peruanas 2011

Desde hace varias semanas se viene poniendo en práctica en el Perú una campaña de miedo.  El principal objetivo de esta campaña es asustar a los electores para que no voten por Ollanta Humala.  Esta campaña comenzó, solamente, una vez que OH empezó a subir en las encuestas 3 semanas antes de la 1ra vuelta, pues hasta entonces el consenso en la prensa y entre los candidatos que no lideraban (Fujimori, Castañeda y Kuczynski) era que OH se había moderado.  Desde mi punto de vista, la idea era que OH le quitara un poco de votos a Toledo (por ese entonces ubicado en primer lugar) gracias al perfil anti-García que los dos ostentaban.  Quedaba claro que, para la prensa controlada por la derecha, Toledo no era tan malo, pero los otros 3 eran más cómodos.  La estrategia falló porque una vez que OH se convirtió en un candidato viable (ya no un voto perdido), empezó a subir como la espuma hasta llegar al 31.7% que obtuvo en la 1ra vuelta.
Es cuando ya presenciábamos el ascenso de OH que, para la misma prensa de derecha, este candidato volvió a ser el anti-sistema, el radical, el comunista, el chavista, el bolivariano, etc.  Hasta ahora, la campaña de miedo se ha basado en 3 pilares: 1) decir que un eventual gobierno de OH sería muy similar al de Hugo Chávez en Venezuela o Cristina Fernández en Argentina, 2) tergiversar o mentir sobre el plan de gobierno de Gana Perú en temas muy sensibles como el de los ahorros depositados en las AFPs, sobre el cual escribí aquí, y 3) mostrar a Keiko Fujimori como una versión de “fujimorismo soft” (Aldo Mariátegui dixit) que no haría un gobierno para nada similar al de su padre, por lo que es una opción segura o tranquila, a pesar de que esta candidata fujimorista cuenta con la misma gente envuelta en escándalos de corrupción y que defendió las políticas de violaciones de DDHH del régimen fujimorista, dice que continuará la obra de su padre, etc.
Las campañas de miedo son utilizadas frecuentemente en las campañas electorales.  En las elecciones estadounidenses del 2008 el partido republicano aplicó una campaña de miedo en contra del candidato demócrata y ahora presidente, Barack Obama.  Esta campaña se sostuvo en 3 pilares centrales: 1) decir que Obama era un socialista-comunista, 2) decir que Obama era un musulmán, y 3) tergiversar su plan de gobierno para asustar a los votantes; por ejemplo, decir que la propuesta electoral de una opción pública en materia de seguro de salud implicaba la creación de “paneles de la muerte”, un grupo de burócratas gubernamentales que decidirían si una persona debería seguir viviendo o no en caso esté con soporte vital.
Está de más decir que estas 3 afirmaciones eran y son mentira.  Sin embargo, es importante analizar porqué los republicanos decidieron utilizar estos temas.  En el caso del primer pilar, queda claro que los republicanos usaron este sentimiento anti-comunista generalizado en la sociedad estadounidense como consecuencia de la guerra fría.  En el caso del segundo pilar, se quiso utilizar este sentimiento anti-musulmán (completamente injusto, por cierto) que existe en el pueblo estadounidense como consecuencia de los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001 y de las guerras que Estados Unidos ha librado y libra en países donde la religión musulmana tiene una presencia prominente.  El tercer pilar requiere poca explicación, nadie puede estar a favor de que existan estos “paneles de la muerte”.
Esta estrategia del partido republicano sigue trayendo cola.  No sólo tuvo cierto nivel de efectividad en los votantes (a pesar de que al final Barack Obama venció a John McCain en el 2008), sino que parte de la estrategia sigue siendo usada cuando se debaten temas nacionales.  Para tener una idea clara de que estos temas se mantienen vigentes hoy en día (o en el momento de debate de alguna política nacional) basta con hacer una búsqueda en google.  Este, este y este son algunos ejemplos interesantes.
No sabemos si es que esta estrategia de miedo va a surtir efecto en el Perú.  Sabemos que no fue el caso de Estados Unidos y El Salvador en procesos electorales relativamente recientes.  Una diferencia importante con la experiencia vivida en Estados Unidos es que en el Perú la mayor parte de la prensa es parte o está contribuyendo a esta campaña de miedo, y parece que esta situación va a empeorar considerando la decisión del grupo El Comercio de hacer aún más clara su posición anti-humalista y pro-fujimorista al despedir a dos periodistas de Canal N que, al menos, daban algo de cabida a la pluralidad en su trabajo, por no querer seguir una línea pro-fujimorista.  IPYS se ha pronunciado al respecto.  Este tipo de situaciones me hace recordar claramente a lo vivido durante la década de los 90s cuando casi la totalidad de medios de comunicación habían sido comprados por el régimen fujimorista, y la libertad de prensa era un ideal mas no una realidad.  A decir verdad, este tipo de situaciones me hace dudar sobre si en el Perú de hoy existe libertad de prensa.
Volviendo al tema de la campaña de miedo, me parece importante resaltar el efecto nocivo de la misma en la campaña electoral.  Tal y como fue el caso de la campaña estadounidense del 2008, la campaña de miedo aplicada en el Perú distrae a la población y evita que se discutan temas que sí deben ser discutidos en una campaña electoral.  Por ejemplo, al centrar el debate en si Humala va a tomar o no los ahorros depositados en las AFPs para financiar el sistema público de pensiones (que queda claro que no es el caso), se deja de debatir los efectos del programa Pensión 65 en la economía nacional (capacidad de gasto y ahorro de los trabajadores, capacidad de gasto de los jubilados, derechos laborales, etc).  Desde mi punto de vista, los efectos de pensión 65 serían positivos por, entre otras razones, lo vivido en otros países como Estados Unidos donde sistemas similares se han aplicado, pero reconozco que es un tema que debe ser debatido, a nivel nacional.  O, por ejemplo, los efectos de la política laboral propuesta en el plan de gobierno de Fujimori, que considero nociva para el país.  Estos temas pasan a un segundo plano, o simplemente son ignorados, y eso es algo preocupante.

RoD

Wednesday, April 20, 2011

La selección peruana y la disciplina: un tema nacional

Hace unas horas leí en un par de medios que Sergio Markarián ha decidido levantar el castigo a los tres jugadores de la selección nacional suspendidos hace unos meses tras salir a un casino luego del partido contra Panamá en Panamá.  Con un poco de suerte, éste será el final de la novela y el morbo generado como consecuencia de este tema.  Sin embargo, este incidente nos llama a reflexionar sobre un tema que me parece crucial discutir como sociedad: ¿qué es lo que se espera del comportamiento de los jugadores de fútbol nacionales cuando están con la selección nacional?
Durante los meses siguientes a la suspensión de Jefferson Farfán, Reimond Manco y John Galliquio, sentí, como todo peruano que es hincha de la selección aunque sea en parte, la frustración causada por el tema de la disciplina siendo un problema (de nuevo) de la selección.  El tema del Golf los Incas, al que considero responsable de que Perú no haya podido pelear por un cupo para el mundial de Sudáfrica 2010, regresó a mi mente.  Esta frustración creció aún más al ver cómo Reimond Manco de abría paso en el fútbol mexicano con pases sublimes (tuvo un buen comienzo, aunque hoy está sin club), Jefferson Farfán la empezaba a romper con el Schalke 04 de Alemania en la Liga de Campeones, y John Galliquio mantenía su solidez en el club de mis amores, Universitario de Deportes, al mismo tiempo que Carlos Zambrano y Alberto Rodríguez (otros defensas centrales de la selección) se lesionaban y su participación en la Copa América entraba en duda.
Ahora que es casi seguro que Jefferson Farfán regrese a la selección (los otros dos probablemente no estén a nivel de selección en este momento), es importante definir qué es lo que se espera de nuestros seleccionados.  Para definir esto, deberíamos tener en cuenta dos  puntos que considero importantes:
1)      Para comenzar, cuando los jugadores nacionales son convocados a la selección están representando al Perú como nación.  Esto parece evidente, pero es importante hacer la aclaración debido a que, ante la ley, tanto la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) como la Federación Peruana de Fútbol (FPF) son instituciones privadas (toda la controversia generada entre el Instituto Peruano del Deporte (IPD), el Congreso peruano y la FPF ha dejado eso en claro).  Los seleccionados representan al Perú, principalmente, por todo lo que significa el fútbol para nuestro país.  No es sólo un juego, no es sólo un deporte; es una expresión de nuestra cultura.  Cuando la selección juega en las eliminatorias, el Perú se paraliza.  Los peruanos que sufren de presión alta o problemas cardíacos tienen que tomar precauciones adicionales.  Los planes familiares del día del partido giran en torno a la hora del partido.  Y los jugadores nacionales saben esto.

2)      Se sabe que el fútbol peruano está tratando de recuperarse de la debacle sufrida después de nuestra participación en el mundial de 1982 y del total abandono del deporte durante la década de los 90s.  Estamos lidiando también con el impresentable Manuel Burga como presidente de la FPF.  Esta recuperación requiere de la contribución de todos los agentes involucrados en este tema (congresistas, IPD, dirigentes, equipos de la liga peruana, comando técnico, jugadores e hinchada).  En ese sentido, creo que es completamente razonable pedirles a los jugadores más de lo que se le pediría a jugadores de otras selecciones ya consolidadas.
Teniendo esto en cuenta considero que:
1)      Es totalmente razonable esperar que los jugadores no realicen desarreglos en los días anteriores a partidos de fútbol.  Estos desarreglos (principalmente el consumo de alcohol) tendrían un efecto negativo en el rendimiento deportivo, y esto el comando técnico lo sabe muy bien.  Sin embargo, no considero que se les deba tener concentrados bajo 7 llaves tampoco (salvo las 24 horas previas al partido que mandan los cánones del fútbol).  Como alguien que vive fuera de Perú, entiendo que cuando uno regresa a Lima (así sea por trabajo) es importante para uno ver a familiares y amigos.  No hacer tal cosa sería contraproducente: un jugador que está en Lima y no puede ver a su familia se siente mal.  Uno extraña tanto que estar tan cerca y no poder ver a sus seres queridos sería casi hiriente.

2)      En los días siguientes a un partido de selección, creo que el comportamiento de los jugadores debe estar directamente ligado con el resultado obtenido.  Sé que esta es una posición algo controversial, pero creo que debido a todo lo que se vive en el país cuando la selección gana, pierde o empata, los jugadores deben de mostrar solidaridad con lo que vive la afición.  Si la selección gana, todos estamos felices.  Pocas cosas me harían más feliz en ese momento que salir a un bar en Lima y encontrarme con los seleccionados.  Si la selección pierde (o empata, en la mayor parte de los casos), la semana de muchos peruanos queda arruinada, las familias discuten, los amigos pelean sobre quién tuvo la culpa, a los jugadores se les dice que se cuidan las piernas, que no sudan la camiseta, que no tienen personalidad, y un largo etc.  Teniendo esto en cuenta, sería 100% contraproducente que un futbolista nacional salga a divertirse luego de ese partido.  El daño sicológico causado a los peruanos aumentaría exponencialmente, es como poner el dedo en la llaga. 

Estoy convencido que estos temas van a ser tomados en cuenta por el comando técnico.  Sergio Markarián es una persona razonable e inteligente, y considero que el manejo de grupo es su principal fortaleza como entrenador.  Pero el punto que quiero dejar en claro es la importancia de que la selección peruana, y en especial sus jugadores, entienda que sus acciones y su rendimiento tienen un efecto directo en la población peruana que no todas las selecciones tienen en sus respectivas poblaciones.  Por tal razón, tienen una responsabilidad adicional de la cual deben ser conscientes.  Creo que este sería un muy buen comienzo para que cada jugador discierna sobre lo que es un comportamiento adecuado en la selección.

Tuesday, April 19, 2011

Sobre Pensión 65 y las AFPs

Conversando con un amigo y maestro, me comentaba que estaba preocupado por esta propuesta de Ollanta Humala relacionada al financiamiento del programa Pensión 65.  Según habían mencionado algunos medios, OH proponía tomar los fondos privados de las AFPs para financiar un sistema público.  Pero esto no es cierto.  Ni el plan de gobierno de Gana Perú ni las propias declaraciones de OH y sus voceros hacen mención alguna a los fondos de las AFPs.  La propuesta es de financiar este programa mediante una reforma tributaria que incrementaría los ingresos del estado provenientes del sector minero e impuestos salariales, así como una reducción de los gastos relacionados a burocracia estatal.  OH no propone tocar los ahorros depositados en las AFPs.
En la edición del programa “Prensa Libre” del 18 de abril (ayer) del presente, el equipo del programa, liderado por Rosa María Palacios, argumenta que el plan de gobierno de Gana Perú dice que se va a tomar parte de los aportes dados a las AFPs para financiar un sistema de pensiones público.  Para sustentar este punto se entrevista al economista Eduardo Moron sobre el tema.  Hace unos días Aldo Mariátegui, director del diario “Correo”, le dedicó un editorial al tema, alarmando a la población de la misma manera que el programa “Prensa Libre” el día de ayer.  Rafael Rey habría hecho lo mismo esta mañana calificando la supuesta propuesta como un “robo” al ahorrista peruano.  Queda claro que ninguna de estas personas habría leído con detenimiento el plan de gobierno de Gana Perú, ni habría tenido en cuenta las experiencias vividas en países del primer mundo como Estados Unidos de América (EEUU) en materia de seguridad social.
Revisemos entonces lo que dice el plan de gobierno de Gana Perú sobre el tema.  El plan puede ser bajado de internet aquí.
Página 173 del plan de gobierno de Gana Perú:
c) Medidas y acciones inmediatas
·         Implementación de un régimen de pensiones sustentado en dos sistemas.
1.       Un primer sistema público que garantiza pensiones de jubilación para todos y que contiene dos componentes:
§  El contributivo-obligatorio (base del sistema) que garantice un nivel de pensión de acuerdo tanto a la edad como la número de cuotas aportadas al régimen.  La afiliación en el régimen contributivo será obligatoria para todos los trabajadores activos, tanto asalariados como independientes cuya aportación estará en función de sus salarios o ingresos.
§  El segundo, no contributivo, que ofrece una pensión básica para todos los adultos mayores de 65 años sin importar su historia de afiliación a algún sistema de pensiones.  Esta opción será financiada básicamente por impuestos y por una porción de los fondos aportados por los trabajadores.

2.      Un segundo sistema privado, que sirva de complemento al primero.  Este pilar es voluntario y está basado en cuentas individuales para trabajadores asalariados e independientes.  Los aportes se determinan en función del nivel de ingresos que excede al tope establecido para determinar las contribuciones al sistema público.  Adicionalmente a la pensión del pilar público, cada contribuyente recibe una pensión en función de lo aportado y el rendimiento del fondo escogido.
Al parecer, la propuesta de Gana Perú se asemeja mucho al sistema de seguridad social puesto en práctica en EEUU.  Cuando uno recibe un cheque por concepto de salarios en EEUU, se puede observar cuánto es lo que el Estado ha descontado para financiar el seguro social.  Este descuento es determinado de acuerdo al ingreso del trabajador (los que ganan más contribuyen más, los que ganan menos contribuyen menos), pero no puede exceder $11,000 anualmente, de los cuales el empleado paga $6,600 mientras que el empleador contribuye los $4,400 restantes.  También se puede observar cuánto es lo que se ha descontado por concepto de contribución al llamado “401K”, que es la parte privada y optativa del sistema.  El trabajador puede optar por destinar hasta un 15% de su sueldo, libre de impuestos, a esta cuenta.  En ambos casos el trabajador recibe estados de cuenta periódicos en los cuales se indica de cuánto sería la pensión al llegar a la edad de jubilación.
Este sistema en EEUU es uno de los pocos sistemas públicos que opera en cifras azules, es decir, lo que se aporta al sistema público anualmente es mayor a lo que se le da a los jubilados (en EEUU la edad de jubilación es 62 años).  Este programa fue una de las políticas públicas instauradas por Franklin D. Roosevelt como parte del “New Deal”.  Cabe resaltar que este programa ha aliviado gran parte de la pobreza en los ciudadanos de la 3ra edad en EEUU, ha aliviado la carga de los trabajadores que no tienen que mantener a sus padres y que, por tanto, pueden utilizar sus ingresos y mantener el dinamismo de la economía estadounidense, y ha servido como un salvavidas ante crisis económicas vividas en EEUU como la del 2008, en la cual los ahorros del sistema privado (401K) fueron diezmados, causando que mucha gente perdiera casi todos sus ahorros en el sistema privado.  Si no hubiera existido el sistema público, no habrían tenido ningún respaldo.
El debate sobre el tema en EEUU gira en torno al futuro del programa.  Sucede que la población estadounidense está envejeciendo, y algunos estudios señalan que, por tanto, es un sistema que debe reformarse pues esas cifras en azul pueden pintarse de rojo en el futuro.  Esto empezaría a ocurrir en el 2014 porque, al tener una población mayor en edad,  el número de beneficiarios (jubilados) aumentaría y el número de contribuyentes (trabajadores) disminuiría.  Sin embargo, como el programa ha estado funcionando en azul por más de 50 años, no sería hasta, aproximadamente, el 2037 que, de no reformarse, el sistema empezaría a contribuir al déficit fiscal, y sólo podría cumplir con el 75% de sus obligaciones hasta el 2084. 
Una incógnita válida es si este sistema podría ser viable en un país plagado de corrupción como el nuestro.  Durante la década del Fujimorismo muchos altos funcionarios de nuestras Fuerzas Armadas desfalcaron la Caja de Pensiones Militar Policial, por lo cual muchos ahora purgan cárcel.  Sin embargo, a diferencia del entorno Fujimorista, el candidato OH no parece sembrar dudas en cuanto al tema de corrupción
Los cuestionamientos al financiamiento del programa de pensiones propuesto por Gana Perú vistos en los últimos días se centran en el párrafo relacionado a Pensión 65.  El plan dice: “Esta opción será financiada básicamente por impuestos y por una porción de los fondos aportados por los trabajadores.”  En declaraciones publicadas por el diario “El Comercio” el 8 de febrero del presente, que se pueden encontrar aquí, OH explicó un poco más los orígenes del financiamiento, afirmando que el costo de implementación de esta pensión ascendería a 5 mil millones de soles por año, “que se pueden sacar a través de una reforma tributaria y de gastar menos en burocracia”.  En ese sentido se refirió a la necesidad de instaurar un impuesto a las sobreganancias mineras.
Entendemos entonces que los orígenes del financiamiento son: 1) reforma tributaria, con un énfasis en los recursos sacados de las sobregancias mineras, 2) contribuciones hechas por los trabajadores (de manera similar a como el sistema de seguro social es financiado en EEUU), y 3) incremento de la eficiencia en el manejo de la burocracia estatal.  En ningún momento se ha hablado de tocar el dinero de las AFPs.  Lo que es más importante, esta propuesta pondría al Perú en sintonía con los sistemas de seguro social utilizados en países del primer mundo, incluido EEUU, que han sido efectivos y sostenibles hasta hoy en día.  En conclusión, los cuestionamientos hechos en este tema a Gana Perú responden a fines electorales, utilizando un tema muy delicado como lo es los ahorros de vida de un ciudadano para generar miedo y orientar el voto en cierta dirección.

RoD

Monday, April 18, 2011

Más peruano que nunca: La Marcha de los 4 Suyos

En los años siguientes a las elecciones de 1995 me fui interesando más por la política peruana, muy probablemente porque algunos de los temas conversados en la mesa a la hora del almuerzo eran temas políticos.  Yo era uno de esos chiquitos que durante sus recreos en primaria hablaba de política, y a muy pocos les importaba lo que tenía que decir.  Esto cambió un poco con las elecciones del 2000.  Recuerdo que en ese 6to de primaria tenía un profesor que, a pesar de que era fujimorista, quería que sus alumnos estén informados de lo que estaba ocurriendo en el país.  Un par de veces tuvimos “debates” en el salón, generalmente éramos 4 o 5 los que tratábamos de debatir con el profesor.
           
Sin embargo, no fue hasta la denominada “Marcha de los 4 suyos” que sentí que era parte de lo que meses después sería el (re)nacimiento de la democracia peruana.  Recuerdo claramente los meses previos a la marcha: recuerdo saltar y celebrar en la casa de mis abuelos en Cárcamo cuando el boca de urna daba como ganador de la primera vuelta a Alejandro Toledo, y recuerdo la frustración e impotencia sentida por mí y por toda mi familia cuando la ONPE iba dando resultados distintos extremadamente cuestionables, por decir lo menos.

La situación que vivía el país en ese tiempo era insoportable: los medios de comunicación de señal abierta estaban completamente parcializados (comprados por el fujimorismo en una sala de sillones marrones) a favor del régimen fujimorista.  Canal N recién nacía, y tanto La República como Liberación eran, creo, los únicos diarios que tenían una posición distinta entre tanta aberración periodística, incluyendo al diario decano.  Cómo olvidar al canal 2 y al canal 9 mostrando sólo las cifras de votos válidos en la segunda vuelta, a pesar de que Alejandro Toledo había llamado a viciar el voto.  Cómo olvidar cuando el canal 4 y el canal 5 mostraban “El Chavo del 8” y el show de ese tiempo de Raúl Romero a las 6 de la tarde, cuando Lima ya comenzaba a arder por las protestas en contra del régimen ese (si la memoria no me falla) 28 de mayo.

Cuando, días después, Alejandro Toledo convocó a la “Marcha de los 4 suyos”, toda mi familia comenzó a organizarse.  Vengo de familia aprista, pero del APRA de Haya de la Torre, no de la perversión en la que la dirigencia actual ha convertido al partido del pueblo, y como familia aprista teníamos que estar presentes.  Recuerdo que el mitin de ese 27 de julio del 2000 fue una experiencia surreal.  Éramos como 35 los miembros de la familia que nos unimos al millón de almas (hasta ahora no tengo claro cuánta gente fue, pero fue demasiada) que se juntó frente al Hotel Sheraton en Paseo de la República.  Todas las fuerzas democráticas estaban presentes, desde los comunistas que querían participar del sistema democrático hasta el conservador Castañeda, pasando por el difunto Alberto Andrade, miembros del Partido Aprista Peruano, Acción Popular, entre otros.  Ese 27 de julio fue el verdadero 28 de ese año, fue el día en que de verdad conmemoramos la independencia de nuestro Perú.

Pero si el 27 de julio fue una fiesta, el 28 de julio fue una lágrima.  Recuerdo despertarme a las 8 AM, prender el televisor, sintonizar al canal 8 (canal N) y ver un manifestante levantando una bomba lacrimógena lanzada por la policía y arrojarla de vuelta a los policías.  La impotencia, la frustración y la cólera, acaso apaciguadas por lo vivido la noche anterior, regresaron en un segundo.  A las pocas horas mi hermano mayor me dijo que iba a ir a la marcha.  Otros miembros de mi familia ya estaban en el centro de Lima.  Los mayores y los menores se quedaron en sus casas, la cosa era muy seria y peligrosa.  Tuve que rogarles a mi mamá y a mi papá para que me dejaran ir…cómo les habré rogado para que dejaran ir a un chico de 12 años. 

Las imágenes que vi ese día son muy difíciles de olvidar.  Recuerdo llegar a la plaza San Martín, levantar la mirada y ver una nube negra, que luego me enteraría era producto del incendio del Banco de la Nación (provocado por la mafia fuji-montesinista para desprestigiar la marcha).  Recuerdo correr junto con mi hermano y mi tío para alejarnos de un pinochito.  Recuerdo que un señor de edad desconocido me empezó a hablar emocionado porque veía a gente joven en la marcha, y también recuerdo que tuvo que interrumpir su discurso para correr porque el pinochito estaba haciendo una segunda pasada.  Recuerdo voltear a una bocacalle y ver sólo humo y gas lacrimógeno en el horizonte, y segundos después veía sólo los cascos de los policías que brillaban entre el humo y el gas…a seguir corriendo.  Recuerdo regresar a la plaza San Martín, donde algunos congresistas de la oposición querían improvisar un mitin.  La gente gritaba “no hay presidente”, y, cuando Jorge Del Castillo se disponía a hablar, la gente empezó a gritar “no hay congresistas”, fue algo gracioso dentro del mar de sustos y furia vivido ese día.  Recuerdo no poder mantener mis ojos abiertos, recuerdo tener problemas para respirar.  Era como si todo lo experimentado como un ser humano que vive bajo una dictadura era ahora experimentado por mi cuerpo.  En ese tiempo no te dejaban ver, no te dejaban respirar.

Más allá de si la “Marcha de los 4 suyos” fue efectiva o no, cuando meses después vi el mensaje a la nación mediante el cual el dictador convocaba a elecciones y decía que no iba a participar en ellas, sentí un alivio y una satisfacción tremenda.  Por más inocente o iluso que suene, cuando el congreso declaró la vacancia presidencial (recordemos que su renuncia por fax no fue aceptada) sentí que había contribuido para que la democracia regresase al Perú.  Por más inocente e iluso que suene, en ese instante, en ese pequeñísimo capítulo de una historia peruana llena de dictaduras, traiciones y desigualdades sociales, sentí que mi país tenía un futuro en democracia.  Me sentí más peruano que nunca.
RoD

Thursday, April 14, 2011

Una lección que debemos aprender de las elecciones peruanas 2011

(Este post fue escrito el 7 de abril, 2011)  

Este 10 de abril los peruanos nos acercaremos una vez más a las urnas para elegir al Presidente de la República, Congresistas de la República y Representantes peruanos ante el Parlamento Andino.  Más allá de los resultados que nos deparen, es imperante que los peruanos escuchemos, esta vez, el mensaje que ya se nos dio en el 2006: un crecimiento económico sin inclusión social es insostenible.
      
En la encuesta de Ipsos-Apoyo del 16 de enero de 2011 se mostraba a Ollanta Humala con un 10% de preferencia electoral.  En esos tiempos, que hoy parecen tan lejanos, Alejandro Toledo alcanzaba 27%, Keiko Fujimori 22%, Luis Castañeda 19% y Pedro Pablo Kuczynski 5%.  En la última encuesta de Ipsos-Apoyo, publicada el domingo 3 de abril, se ve a Ollanta Humala liderando la misma con un 26%, y a los demás candidatos luchando por el segundo lugar.
      
El ascenso de Ollanta Humala en las preferencias electorales deja una verdad poco discutible: al menos uno de cada 4 peruanos siente que el crecimiento económico de los últimos 10 años no ha tenido o no tiene un efecto positivo en su economía familiar, o que no ha tenido un efecto positivo en el país.  Este es un mensaje que recibimos en las elecciones del 2006, pero que la clase política liderada por Alan García no escuchó, o escuchó e hizo poco o nada al respecto.  Hoy en día tenemos a nuestro Perú liderando América Latina en crecimiento económico, pero ubicado por debajo del promedio de la región en cuanto a mejora de indicadores sociales, entre otras realidad muy preocupantes.
      
Más allá del resultado final de estas elecciones, hoy de pronóstico muy reservado, sobre todo en la 2da vuelta, sería un error garrafal de todos y cada uno de los peruanos obviar esta realidad y volver a cometer el mismo error del 2006.  Y es que un crecimiento económico que no se traduce en desarrollo económico (léase inclusión social y mejora de indicadores sociales) se convierte en uno de los principales motores, junto con la corrupción y el narcotráfico (que potencian y son potenciados por la falta de inclusión social), de debilitamiento de la democracia peruana.  Es importante convencernos de que esta situación es insostenible: el Perú corre el riesgo de entrar en un camino que lo llevaría a convertirse en un estado fallido, y eso es algo que todos los peruanos (izquierdistas, derechistas, conservadores, liberales, nacionalistas, apristas, etc) queremos evitar.
      
En las últimas semanas hemos visto cómo algunos miembros de la clase política y un número importante de ciudadanos comunes y corrientes califican un voto por Ollanta Humala como un voto ignorante, desinformado, bruto, ocioso, y un sinnúmero de adjetivos muy ofensivos que no sólo son el primer síntoma de que, una vez más, los peruanos no estamos escuchando el mensaje que se nos dio en el 2006, sino que sobre-simplifica un tema por demás complejo.  Si de algo sirve, la última encuesta de Ipsos-Apoyo también señala que aunque Ollanta Humala alcanza un 33% y 31% en los sectores socioeconómicos D y E, también alcanza un 15% en el sector B (tercer lugar) y un 21% en el sector C (obteniendo el 1er lugar de entre todos los candidatos).

Escuchemos.

RoD