Thursday, August 4, 2011

El juramento y las reformas constitucionales

Con su juramentación y discurso, el Presidente Humala ha puesto algunas cosas en su sitio.  La constitución de 1979, producto de la Asamblea Constituyente encabezada por Víctor Raúl Haya de La Torre, quien en una muestra de decencia y ejemplo de lo que debe ser la política peruana cobró sólo un sol por sus servicios prestados a la nación, es la que representa la democracia peruana en su esencia.  El documento de 1993, bajo y por el cual Humala y sus vicepresidentes juramentaron el 28 de julio pasado, representa el marco constitucional que rige en nuestro país en este momento.  Esto último NO ha sido puesto en tela de juicio.
Aclaremos algo: el juramento es legal.  El Presidente Humala juró bajo el documento de 1993, lo que uno agregue al juramento depende de cada uno.  En este caso, el Presidente y sus Vicepresidentes lo hicieron por la constitución de 1979 y sus principios.  Omar Chehade agregó la lucha anticorrupción, Marisol Espinoza agregó Piura.
El pasado 28 de julio también nos recordó de lo que nos hemos salvado al no elegir a Keiko Fujimori y a esa agrupación que nos gobernó durante los 90s.  Martha Chávez se pasó todo el discurso presidencial gritando y faltándole el respeto a todos los asistentes a la ceremonia y a todo el Perú.  Por eso ha sido suspendida 120 días sin goce de haber.  Luz Salgado (qué mala fama le hace al apellido), en una muestra de nivel intelectual muy pobre y tino político minúsculo, denunció al salir del congreso que tenemos Presidente y Vicepresidentes de facto, mas no constitucionales.  Resulta hasta cierto punto gracioso que personas que apoyaron el pisoteo de la constitución con el golpe de estado de 1992, y que también lo hicieron con el documento de 1993 (ver “Interpretación auténtica de la constitución”), quieran ahora clamar el respeto de la carta magna.
Sin embargo, todos estos incidentes han desatado un debate, desde mi punto de vista necesario, sobre cambios o reformas necesarias al marco constitucional actual.  Estas reformas, obviamente, no incluyen temas como la reelección presidencial o intervención agresiva de medios de comunicación.  Recordemos que en un comienzo el documento de 1993 sí permitía la reelección, pero esto se reformó bajo el gobierno de transición de Valentín Paniagua.  Además, hasta ahora no ha habido mención o referencia alguna por parte del oficialismo sobre el deseo de incluir este tipo de reformas.  Todo lo contrario: la constitución de 1979, que es admirada y ha sido reivindicada por el oficialismo, era mucho menos presidencialista que el documento del 93, por lo que habría, en realidad, una corriente en dirección opuesta a la que algunos temen.  La última parte de este artículo de “El Comercio” permite iniciar una comparación donde queda claro el tinte presidencialista de la constitución de 1993.  Para una comparación más completa, aquí la constitución de 1979 y aquí el documento de 1993.
¿Cuáles son los temas específicos que se quiere modificar? Ya tenemos algunas luces.  Kurt Burneo ha hablado sobre la necesidad de un debate sobre el artículo 60 del documento de 1993 relacionado al rol subsidiario del Estado.  Aquí su planteamiento.  Javier Diez Canseco agrega el tema de la “revocatoria presidencial y legislativa, la anulación de la inmunidad parlamentaria y la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción”, así como la necesidad de reformas educativas y la declaración del derecho al agua como derecho humano que el Estado debe garantizar.  Según él, estos cambios requieren reformas constitucionales, aquí sus comentarios.  Por último, Aida García Naranjo, ministra de la mujer, y Francisco Eguiguren, ministro de justicia, han resaltado el carácter moral y político detrás de la necesidad de cambiar la constitución.
            Algunas de estas reformas pueden generar un consenso bastante convincente entre los miembros del parlamento y los peruanos de a pie.  Éste es probablemente el caso de la tipificación del derecho al agua como derecho humano y la revocatoria de autoridades.  Otros temas probablemente encuentren una mayor oposición.  La reforma del artículo 60 puede ser uno de estos casos porque tiende a generar un debate ideológico (izquierda vs derecha) además del político (oficialismo vs oposición).  En las siguientes semanas y meses vamos a ver qué tan importante son estos temas para el oficialismo y qué estrategia se va a utilizar para intentar lograr estas reformas.  José Alejandro Godoy ha publicado hoy una columna que da cierta luz en este tema.  En el lado de la oposición queda bastante claro que el fujimorismo va a realizar la oposición del “No a todo”, por lo que el rol de Perú Posible y Alianza por el Gran Cambio (y la nueva agrupación del APRA, Bruce y Reggiardo, en menor medida) va a ser bastante crucial en el congreso.  Que sea lo mejor para el país.

RoD